Todavía recuerdo la sensación de asombro que experimenté cuando me conecté a internet por primera vez. Asombro no es la palabra adecuada para describir ese despertar a una tecnología y una forma sociocultural radicalmente nueva; más bien fue una especie de epifanía socioevolutiva, un vislumbrar del cambio social que estaba avecinandose. Tengo la suerte, o la desgracia, de […]