«Detrás del discurso de la sociedad próxima se esconde mucho más que un título provisional. Nos encontramos aquí nada menos con la suposición de que la introducción del ordenador tendrá consecuencias tan dramáticas para la sociedad como antes lo tuvieron la introducción del lenguaje, la introducción de la escritura y la introducción de la imprenta. La introducción del lenguaje constituyó la sociedad de tribus, la introducción de la escritura constituyó la Grecia antigua, la introducción de la imprenta constituyó la modernidad y la introducción del ordenador constituirá la sociedad próxima. Cada nuevo medio de difusión enfrenta a la sociedad con nuevas posibilidades de comunicación y con otras que se han vuelto obsoletas, para cuya manipulación selectiva ya no bastan ni las estructuras y ni la cultura actuales de la sociedad. Por eso, la introducción de cada nuevo medio de difusión debe conducir a un remodelamiento de esas estructuras y de esa cultura si quiere establecerse como posibilidad en un frente amplio; de lo contrario, el nuevo medio estará limitado solo a una forma de utilización periférica.»
Con esas palabras, Dirk Baecker comienza el prólogo de su libro «Estudios sobre la sociedad próxima»1 que mencioné aquí hace casi exactamente un año. Según su análisis, el ordenador es un nuevo medio de difusión y, como tal, dará lugar a una nueva era, a un cambio radical en el funcionamiento de la sociedad, comparable a la revolución que implicó la invención de la escritura o de la imprenta. La sociedad próxima
«…será una sociedad que habrá superado tanto el antiguo orden feudal de la tradición como la diferenciación funcional de la modernidad. Por supuesto, seguirán existiendo las desigualdades y los estratos sociales. Y seguiremos diferenciando entre el accionar económico, político, religioso, científico, educativo, artístico, judicial y familiar. Pero al mismo tiempo, esas muestras se convertirán en los elementos de una forma de auto-organización social que permitirá un nivel de variabilidad mucho mayor al que estamos acostumbrados, tanto a nivel micrológico como macrológico.»2
Baecker vaticina así el fin de la sociedad de sistemas y de los sistemas sociales. En su lugar aparecerán redes heterogéneas carentes de todo sentido preestablecido, sumidas en un orden temporal y ecológico que habrá desplazado al orden social del status y la jerarquía y al orden material del estado de cosas y sus funciones; un orden caracterizado «por la sucesibilidad de todos los procesos y que definirá a cada suceso individual como un ‘siguiente paso’ en un terreno fundamentalmente inseguro.»3 Así, la inseguridad será el elemento constituyente de la sociedad próxima, el «modus» de sí misma, y la capacidad de enfrentarla, su capacidad fundamental: la sociedad deberá despedirse de las estructuras sociales homogéneas a las que está acostumbrada y prepararse para que en su lugar aparezcan clusters, redes heterogéneas complejas e incomprensibles; la sociedad, en palabras del propio Baecker, «…deberá aceptar una complejidad con la que deberá buscar el encuentro, pero sin poder esperar comprensión.»4
La morfología del cambio está signada por la figura del ordenador como ente comunicador: el planteo fundamental de Baecker es que la sociedad está comenzando a hacer partícipes a los ordenadores del proceso de comunicación, y que en este proceso las máquinas, aunque todavía no cuenten con nada parecido a la conciencia o a la inteligencia, tienen dos características fundamentales: primero, una enorme capacidad para recordar, es decir: para almacenar y gestionar grandes cantidades de información, a escala global y a la velocidad de la luz; segundo, una capacidad comunicativa de facto que surge naturalmente del primer punto y que crea una instancia comunicacional de consecuencias aún inimaginables, aunque hoy ya perceptibles:
«…nos enfrentamos a una instancia mucho más dramática, el «ordenador», que a su vez está tan acoplado estructuralmente a la comunicación como hasta ahora solo lo había estado la conciencia. El ordenador «se comunica» al utilizar algorítmos (en la gestión de las bases de datos, en las máquinas de búsqueda, en la visualización de los sitios web, en los sistemas expertos de transacciones financieras, médicos o de ingeniería de soporte informático) que no entendemos ni conciente ni socialmente. Quiere decir que el ordenador se comunica, sin que podamos atribuírle «pensamiento» o «percepción», como estamos acostumbrados a hacer con los seres humanos…»5
Si bien la aparición de esta instancia comunicacional es muy reciente, mucho es lo que podemos aprender de quienes, para Baecker, son los pioneros de la sociedad próxima; por ello es que debemos prestar especial atención al trabajo de los corredores de bolsa, los médicos operarios de complejas máquinas de diagnóstico o soldados ultratecnologizados, cuya labor consiste en tomar decisiones en cuestión de segundos, apoyados por ordenadores que no entienden «ni conciente ni socialmente», pero en los que deben poder confiar. Existen inumerables indicios de que este fenómeno ya está ocurriendo y que no solo es el producto de una mente académica desconectada del mundo real, como muchos podrían tener la tentación de pensar: hace algunos meses, por ejemplo, el New York Times publicó un artículo sumamente interesante y que refiere exactamente a esta cuestión: In new military, data overload can be deadly
En resumen, los «Estudios…» vislumbran una perspectiva teórica del desarrollo de la sociedad que, desde un análisis sitémico, aventura el fin de los sistemas, el fin de la teoría de sistemas y el fin de la modernidad. Lo que sigue es la sociedad próxima; y este libro bien puede leerse como el prólogo de la teoría próxima.
Por ahora, el libro está disponible solo en idioma alemán; pero les he traducido el prólogo (.pdf) para quien se anime…
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